Historias de la Biblia hebrea
LA BEBIDA FUERTE Y LOS HIJOS DE AARÓN

Historia 29 – Levítico 10:1-11
Se había puesto el santuario en medio del campamento de Israel, los sacerdotes empezaron con su rutina diaria de adoración, pero luego algo triste pasó que trajo mucho dolor a Aarón y a toda su familia. Un día los dos hijos mayores del Aarón, Nadab y Abiú estaban en el lugar santo. Su trabajo era de llevar en el sensor, (el tazón para llevar el fuego) brasas vivas del gran altar que se encontraba frente del santuario. Esas se usaban para prender el fuego del altar dorado de incienso en el lugar santo junto al velo.

Los dos muchachos habían estado tomando vino y no podían pensar claramente, y en vez de llevar el fuego del altar de las ofrendas, llevaron otro fuego al lugar santo para prender el incienso encima del altar dorado. Dios se enojó con ellos porque entraron al lugar santo borrachos, y por haber hecho algo que se les tenía prohibido. El único fuego que el Señor quería en el lugar santo era del gran altar. Estaban allí parados frente al altar dorado, cuando de repente salió de la presencia del Señor un fuego que los consumió, y murieron ante él en el lugar santo. Cuando Moisés supo de esto, dijo: “El Señor dice: Entre los que se acercan a mí manifestaré mi santidad, y ante todo el pueblo manifestaré mi gloria”. Moisés no permitió que Aarón tocara los cuerpos de sus hijos, pues dijo: “Tienes tu túnica de sumo sacerdote y estás aquí para adorar a Dios. El trabajo de Dios debe continuar”.

Aarón ofreció un sacrificio en el altar, aunque su corazón estaba muy triste. Los primos de Aarón, por orden de Moisés, se acercaron a los muchachos y, y tomándolos por las túnicas, se los llevaron fuera del campamento, y los enterraron en el desierto.

El Señor le habló a Aarón diciéndole: “Ni tú ni tus hijos deben beber vino ni licor cuando entren en la Tienda de reunión para que puedan distinguir entre lo santo y lo profano, y entre lo puro y lo impuro, y puedan también enseñar a los israelitas todos los estatutos que el Señor les ha dado a conocer”.

Aparte de los dos hijos que murieron, Aarón tenía otros hijos: Eliazar e Itamar. Ellos tomaron el lugar de sus hermanos en el servicio del santuario, y eran muy cuidadosos de hacer todo como el Señor les mandaba.